miércoles, 27 de octubre de 2010

Ganadores del Certamen Literario del CER

A continuación serán publicados los textos ganadores de los autores del Certamen Literario del Círculo de Escritores de Ramallo (CER) del 2010. Muchas gracias a todos los que han participado, y la mejor de la suertes a quienes han ganado el mismo. Agradecemos el entusiasmo por la literatura y la creatividad. Felicidades y a disfrutarlos ...



POESÍA

Primer premio: “Susurro de extrañamiento” de Marta Chasdemasy

“Hasta la ausencia misma”


De la mano del terror
ella recorría los pasillos
--------------------observando los muros gimientes.


Cuantas veces se asfixiaba de silencio
con la preocupación de la ausencia,
con la humedad de las pupilas.
-------------------El grito se quebraba en la garganta.


El cuerpo se confundía
regresando a los días de ayer
se escurría por el hueco de la baranda
-------------------esquivando las grietas del piso.


Y ese brazo lleno de ternura
reconstruía el eje de su ser
olvidando el rocío de tardanza
--------------------entonces se tomaba de mí
----------------------------dejando que el miedo se marchara.


A veces se hipnotizaba
con una mariposa, con un picaflor.
----------------------Y la vida iluminaba su rostro.


El encierro, relámpago de llagas
retorciéndose en el estómago,
---------------------desgastando cicatrices.


Y una tarde el ala del ángel
rozó su fragilidad, piadoso
-------------------inmovilizó su latido, acarició sus párpados
en una precoz despedida,
-------------------susurro de extrañamiento.




Segundo premio: “Abril” de Norberto Malacasa


Podría decirse que son
como la arboladura de la garza
cuando sueña de pie.
Pero no voy a hablar de la garza
ni de su plumaje fiel,
aún cuando sus huesos
han dejado de volar por ausencia de carne.


Voy a hablar
de criaturas menos apegadas.
De las que lucen chatas como ciertas palabras.
Esas que, en cada abril, salen a volar
sobre veredas y azoteas
-----------------y las ahogan en cobre.


Lenguas verdes de perro
cuando ladran en la complicidad del viento.
Son las que ahora
se empecinan en cubrir las lápidas
y gustan de beber en los estanques.
Las que se quedan dormidas
en el umbral de mi casa


Hojas que comparten esa esperanza mía
de abrir la puerta y después …
como siempre:

------------------nada ha cambiado de lugar.



Tercer premio: “Eco” de Sabina Couglati


Eco y reflejo de su locura,
Admirable dualidad.
Hermoso morbo de la desaparición oscura,
Miedos, culpas, improbabilidad.
Abstracta combinación de idilio y desamor
Que confina su mente y la mía,
Lujuria de ternura.
Castidad de autonomía.
Convulsión de imaginación.
Optima corrupción de amor.
Aniquilador de ambición.
Escultor de mi afición.
Ojos de falacia, verdes letal.
Expresivas mímicas de ironía.
Agudos encuentros, delirio trascendental,
Eclosión de pasión.
Su perfume …melodía.
Ese es él.
Su eco …yo, cándida, dúctil, ofuscada, disipada,
consternada, desnuda, mutilada …



Mención: “Sólo amor” de María Esther Morandin


Se mueve la hojarasca en la melodiosa plenitud
con atávicos murmullos en la quietud del crepúsculo.

Caen sobre nosotros como gotas reflejos de luz
cuando se entrelazan nuestros brazos y soñamos.

Vamos a internarnos bajo una lluvia de recuerdos,
a caminar tomados de la mano por la calle mojada
con un múltiple centelleo que sabe a oros y fuego,
sostenidos en los trazos de sonidos del silencio.

--------------------Y volvemos
a los lugares donde saboreamos primaveras,
a los lugares donde anduvieron nuestros pasos,
a los lugares donde desdeñamos espejismos,
a los lugares de lejanos días sin memoria.

Después de la tormenta con su encanto cautivo,
como unas aleteantes mariposas empapadas,
con imágenes guardadas de encendidas ilusiones
iremos a desgranar nuestros sueños de olvido.

En el sereno refugio de las fugaces sombras,
en la ardiente embriaguez de las caricias,
seremos un sublime instante de ternuras.

Y ya no quedará lluvia, luz,
ni sonidos, ni silencio, sólo amor.



CUENTO

Primer premio: “Pavita” de Norberto Malacasa

Mirá que sos desagradecida. Decí que yo vigilaba es descenso de pasajeros que si no, del Estrella del Norte ibas derecho a la picadora. Parece que allá, en el monte, nadie supo decirte que en la capital los lobos andan sueltos, y que les gusta pasearse por Retiro. Te veías asustada, como si el techo de la Terminal hubiese estado a punto de aplastarte, y entonces me di cuenta de tu condición de muchacha vulnerable. Te presenté mi tarjeta y ya ves, no he defraudado tu confianza. Fui tu guía en esos primeros momentos, los más difíciles, como recordarás. Te conseguí aquella referencia … ¿trucha, decís? Se nota que aprendiste poco de esta noble profesión.
Te refresco la memoria. tuviste cama y comida mientras buscabas trabajo … ¿Que no sea cretino? De nuevo con la bendita primera vez. Fue un poco forzado pero eso no es maldad, bien que te empezó a gustar más que el dulce de leche. La resistencia es lo que me incentiva, tengo dientes de competición y me gusta el churrasco de albañil, no la papilla para viejos. Por eso me enojaba cuando te querías entregar en seguida, yo te decía “Pavita de lata” y vos no entendías nada. Qué ibas a entender, si allá calientan el agua en un tarro negro.
Ufa, eso también. Comprendé que con tu berretín de irte a los bifes sin oponer resistencia, no me quedaba otra. A veces la mano se me ponía pesada, pero nada más que un poco. No era para que ahora, por un par de cicatrices, me quieras enroscar.
¿Que me vas a meter otra denuncia? ¿por violación? Quién te lo creería. Ya le veo la cara al médico: lo único que te va a encontrar sin huellas de todo tipo de vehículos, es el ombligo. Además debo recordarte que te saqué de aquella casa de ricos donde el viejo te metía mano – y la rayada de la hija también -, que te rescaté de la cruel servidumbre para introducirte en el mundo fascinante de la gestión. Quién mejor que yo para hacerlo, un profesional matriculado, ya te dije que en la Asociación no le dan tarjeta a cualquiera. Te otorgué el puesto porque quería ayudarte, y también porque mi estudio estaba necesitando los servicios de una colaboradora con buena presencia; es lo que te dije aquella vez, y te lo sigo reconociendo. Nos fue bastante bien, no podés negarlo. Era fácil: vos meneabas el culo delante del candidato, yo lo empujaba sin querer y los pibes de la moto se encargaban del resto. ¿Choreo? Qué estás diciendo, si vos y yo no le robábamos a nadie. Eso es logísitica, entendé, es una materia de la carrera de gestor. Hasta el abogado que me pusiste tiene que saber que eso no es un delito. Él te dijo que en esta parte del mundo las mujeres pueden mover las nalgas todo lo que quieran, pero ¿me acusa por que me haya rozado con dos o tres babosos, de esos que no miran por dónde caminan? Andá, Pavi, no creas en lo que te dice cualquier boga, son chorros con título.
Ah, la cuestión de los muchachos. ¿Cómo podía negarle tus encantos a mis amigos, si ellos te adoraban? No, no mientas, nunca les cobré. Sólo dejaban unos pesos para colaborar con tus pilchas y con tus pequeños lujos. Te teníamos como a una reina, te habrás dado cuenta de que son seres de gran corazón. Y sí, ¿por qué no puedo tener amigos viejos? Un espíritu abierto como el mío cultiva amistades de cualquier edad y … ¿Qué decís? ¿A qué vienen esas palabrotas? Esperá, esperá un poco, no te vayas y escuchá bien: ¿Te parece justo que ahora, en pago de tantos desvelos, me quiera mandar a la sombra? Lo que busca ese boga que te hace la cabeza no es justicia, es la plata que te ganaste con mi profesionalismo y con tu esfuerzo. Dale, Pavi, cortala con las denuncias y mandalo a pasear. Tengo grandes proyectos con vos, en la calle nos espera el éxito, ya vas a ver la fortuna que haremos cuando salga de aquí.



Segundo premio: “Sobresalto” Adela Isabel Franco
La mujer salió repentinamente de su casa ante un llamado urgente olvidando a su mascota adentro. Bajó apresurada la escalera, abrió la puerta, cerró con llave … desconocía el tiempo de la emergencia.
Transcurrida esta regresó a su hogar, algo agotada. Al abrir la puerta se sorprendió al ver manchas de sangre en las baldosas, salpicaduras en la blancura de los muros y en algunas contrahuellas de los escalones que le generaron náuseas.
Con temor creciente fue subiendo en total mutismo evitando pisar las máculas anunciadoras de algo terrible más arriba.
Desde el último escalón, impávida, vio con repugnancia un charco de sangre y vísceras salpicadas por los faldones del sillón, la mesa ratona, los volados de las cortinas,
Siguió el reguero de señales hacia la terraza. El silencio del entorno aumentaba como su desesperación … ¿qué había ocurrido?
Entre las macetas, tirada al sol, rodeada de algunas grises plumas, estaba la cazadora reprimida que había dado rienda suelta a su instinto sobre alguna avecilla confiada, confundida o tonta. Allí estaba su perra. Mancha
Enojo. Silencio. Aislamiento. Limpieza extrema para borrar las huellas del delito y reto:
- ¡Eso no se hace! ¡No así! Se come todo, Mancha.