El gemido de las bombas
Hicieron añicos mis oídos
fue así
que el terror se dinfundió:
en mí.
Recuerdo las tardes previas
Llenas de juegos
Vítores a los vencedores
Añicos de proyectiles por doquier.
El día del desembarco
Mis trémulos pies
Humedecidos por mis deyecciones
Palpitaban el final
Epitafio sobre mi lápida
Dilucida mi reciente albur
La endemoniada metralla
Partió mi ser en dos
Más mi alma
Que pernocta
No descansa
Y
Sólo desea volver….
domingo, 8 de agosto de 2010
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